La familia Ferrer, con más de 18 generaciones dedicadas a la producción de vino en las tierras de Mediona (Penedès), es una figura emblemática en el mundo vinícola. Reconocidos por ser parte fundamental de Freixenet, hoy, 400 años después, han decidido rendir homenaje a sus ancestros recuperando las históricas bodegas para elaborar vinos y cavas que reflejen la esencia del terroir y la personalidad única de sus uvas.

Por un lado, destaca Finca La Freixeneda, cuyos orígenes se remontan al siglo XIII y donde se producen vinos de carácter excepcional. Por otro lado, está la bodega Can Sala, fundada en el siglo XIX, especializada en la elaboración de cavas de paraje.

Vinyes de Can Sala es un cava de paraje calificado como singular resultado de un coupage meticuloso de Parellada, que aporta elegancia y finura, y Xarel·lo, de producción muy limitada, ideal para una crianza prolongada.

La exquisitez de Vinyes de Can Sala, ha alcanzado la perfección a lo largo de un proceso de crianza que se extiende durante seis años, en el que ha adquirido su carácter único. 

Con una producción limitada de 7,000 botellas estándar y 1,771 magnums, cada una de estas joyas representa la excelencia de este viñedo. Además, el proceso de degüelle manual añade un toque de distinción, garantizando la máxima calidad y la preservación de los delicados matices que hacen único a este cava.