DOS CLAVELES

NOTAS DE CATA:

– Don PX Gran Reserva 1990

Vista: color negro zaíno, brillante.

Nariz: frutas escarchadas y pasas, dátiles y pan de higos, junto con un fondo de corteza de naranja. Al agitar, aparecen aromas torrefactos, café, tabaco, junto a un fondo licoroso del alcohol.

Boca: equilibrio del dulzor gracias a su elevada acidez. Es voluminoso, pero no muy dulce. Es un vino redondo con un persistente sabor amargo, con aromas a café, tostados e higos.

– Don PX Collection 1973

Vista: caoba oscuro con preciosos ribetes y yodados.

Nariz: elegante y persistente, destacan aromas a fruta pasificada, naranja confitada, especias dulces, tofe, caramelos, chocolates y café.

Boca: sedoso, fresco y con una acidez muy equilibrada.

– Don PX Collection 1968

Vista: negro profundo con bonitos ribetes ambarinos.

Nariz: intenso, con un primer protagonismo de piel de naranja, aromas dulces a arroz con leche, canela y chocolates. De fondo aparecen pasas, caramelo y café.

Boca: envolvente, con una entrada dulce y, enseguida, se descubre una ligera acidez que refresca el paso por boca. Untuoso pero no denso, aterciopelado y final muy agradable.

– Don PX Collection 1958

Vista: negro puro con reflejos yodados. Lento movimiento en copa que la tiñe con preciosos tonos yodados.

Nariz: muy intenso, con recuerdos a mermelada de naranja amarga junto a torrefactos, balsámicos, pasas, ciruelas y orejones.

Boca: entrada muy dulce, acompañada de una ligera acidez y agradable amargor que hacen que tenga un paso fresco por boca.

– Palo Cortado Marqués de Poley 1964

Vista: ámbar con bonitos reflejados cobrizos y verdosos.

Nariz: intensamente aromático, noble y elegante. Con aromas de tabaco, maderas, especias y nota mineral, Aparecen los frutos secos, piel de cítricos y bollería fina.

Boca: entrada seca y voluminosa que recuerda el tiempo en las botas de madera vieja. Aterciopelado, intenso y elegante.

– Amontillado Marqués de Poley 1951

Vista: ámbar con bonitos reflejados cobrizos y verdosos.

Nariz: intensamente aromático y complejo, con notas tostadas, ahumadas y frutos secos, como avellana, ciruela y fruta escarchada de fondo, junto a un sutil recuerdo de su etapa biológica anterior.

Boca: de entrada seca, ligera y elegante. Su acidez, debida al tiempo en las botas de roble americano, se conjuga perfectamente con la salinidad propia de los suelos de albariza de los que procede.